Ismael Dris ha terminado con un “sabor agridulce” su participación en la Everest Trail Race, la durísima prueba disputada en el Himalaya de Nepal del 6 a 14 de noviembre. El ultrafondista ceutí, a punto de dejar Katmandú, nos ha comentado que su caída por un barranco en la tercera etapa le ha privado de ocupar una mejor posición que la decimocuarta en la que ha finalizado. “Creo que tenía el segundo puesto asegurado”, afirma.

¿Qué balance haces de tu participación en la Everest Trail Race?

Me llevo un sabor agridulce. Creo que tenía el segundo puesto asegurado pero en la tercera etapa había unos senderos muy peligrosos, yo no quería bajar el ritmo y acabé cayéndome por un barranco, lo cual me produjo una lesión que apenas me permitía andar y llegué a meta seis o siete horas más tarde.

¿Llegaste a plantearte abandonar?

Después de ver los médicos como tenía la pierna, me recomendaron que no siguiese porque podía ser muy perjudicial, pero después de tanto tiempo pensando en esta competición y la ilusión que tenía, no quería retirarme y les pedí el favor de que me infiltrasen. En cada salida me inyectaban un anestésico y me tomaba en el camino cinco o seis pastillas para el dolor. Al final, afortunadamente, he terminado, pero con mucho peor rendimiento de lo que yo estoy acostumbrado.

¿Cómo valoras entonces la experiencia?

Ha sido, si no la mejor, de las mejores experiencias de mi vida. He estado exactamente debajo del Everest, de la montaña más famosa del mundo. He disfrutado mucho de la imagen, de las vistas espectaculares, aunque he llegado a estar a veinte grados bajo cero. Salgo muy satisfecho, aunque no creo que repita por el tema del frío, la verdad.