A la izquierda, Alberto Reina; a la derecha, Juan Gutiérrez

Mientras el Mirandés acaricia un histórico ascenso a Primera División, en Ceuta, más de uno tiene el corazón dividido. Y no es para menos... Entre los artífices de la gran temporada rojilla, figuran Alberto Reina y Juan Gutiérrez, dos futbolistas que no solo vistieron con orgullo la elástica de la Agrupación, sino que dejaron en ella una huella indeleble.

Reina, el capitán que se hizo gigante

Si Ceuta tuvo durante años un metrónomo sobre el césped, ese fue Alberto Reina. El mediocentro gaditano, hoy indiscutible en el esquema del equipo de Miranda de Ebro, pasó más de 150 veces por la sala de máquinas del Murube, siendo clave en ascensos y salvaciones que parecían imposibles. Llegó siendo un joven con talento y se marchó convertido en líder tras capitanear una de las plantillas más combativas que ha conocido la ciudad autónoma.

Reina fue ese jugador que no llamaba la atención con gestos, sino con juego; tenía visión, pausa y, sobre todo, determinación. En la temporada de la permanencia agónica en Primera RFEF, fue el más utilizado por José Juan Romero, el encargado de dar sentido a cada balón y de gritar —cuando hacía falta— que se podía. Su marcha a LaLiga Hypermotion fue inevitable y merecida. Y, aunque ahora celebra los goles con otra camiseta, Ceuta siempre será su casa.

Gutiérrez, del barro al fútbol profesional

Junto a Reina, otro rostro conocido para la parroquia caballa: Juan Gutiérrez, el central cántabro cedido por el Racing que, con apenas 22 años, se convirtió en un muro y en un ejemplo de fiabilidad. Llegó sin hacer ruido, pero enseguida se ganó el respeto de compañeros, rivales e hinchada. Su polivalencia —podía jugar incluso como pivote—, su sobriedad y su actitud lo hicieron titular indiscutible en una defensa que pasó de ser 'coladero' a fortaleza inexpugnable.

Gutiérrez no solo resistió; lideró. Incluso tras una lesión en el hombro que lo tuvo fuera varias semanas, volvió para aportar en la recta final. Se acabó despidiendo como llegó: con humildad y compromiso. "El Ceuta ha sido un equipazo y por eso salimos adelante", dijo para Onda Cero tras regresar a Santander. Hoy, al igual que Reina,  el zaguero sueña con algo aún más grande: jugar en la máxima categoría del fútbol español.

Ceuta, cuna de sueños

Para quienes conocen el barro de la Segunda RFEF, los viajes interminables en autobús o las duchas frías tras partidos bajo la lluvia, ver a dos de los suyos rozar la élite es motivo de orgullo. Y también de nostalgia. Porque cada pase de Reina o cada cruce salvador de Gutiérrez en Anduva remite, inevitablemente, a tardes gloriosas en el Murube, a goles imposibles en el último suspiro, a esa temporada donde todos daban por muerto al Ceuta... y el Ceuta terminó resucitando.

Si el Mirandés asciende, la fiesta será en Miranda, sí, pero habrá una parte de ella que también se celebre en Hadú, en Príncipe Alfonso o en Bermudo Soriano. Porque aquí, en el sur más sur, hay quienes saben que este éxito no empezó en Burgos, sino en Ceuta.