La temporada 2025/2026 marcará un antes y un después para el Ceuta. No solo por su estreno en la categoría de plata del fútbol español, sino, sobre todo, por el calibre de los rivales a los que se enfrentará. El Alfonso Murube se vestirá de gala para recibir a equipos que, no hace tanto, competían en la élite y que ahora forman parte de una Segunda División con (mucho) sabor a Primera.
Por la ciudad, pasarán históricos del fútbol nacional de la talla del Real Zaragoza, el Sporting de Gijón y el Granada. El primero, seis veces campeón de Copa del Rey y con una afición volcada desde hace décadas, sigue luchando por recuperar la categoría perdida; el segundo, uno de los clubes de España con mayor antigüedad, tratará este año de regresar a una Primera en la que ha militado en más de 40 ocasiones; el tercero, descendido en 2024, guarda en su memoria su participación en Europa League, donde plantó cara a algunos de los mejores equipos del continente.
Tampoco faltarán clásicos como el Racing de Santander o el Málaga, conjuntos con una larga trayectoria en LaLiga y una masa social que los acompaña allá donde vayan. Las Palmas y el Real Valladolid, que vienen de perder la categoría, completan una nómina de rivales que confieren a esta Liga Hypermotion un nivel competitivo y una visibilidad casi inéditos.
A todos los nombrados se suma el Cádiz CF —también descendido en 2024—, cuya visita promete ser uno de los platos fuertes del curso. Lo mismo puede decirse del Huesca o del Albacete, rivales ya consolidados en la categoría, y que, a buen seguro, no regalarán un solo punto.
En total, una decena de clubes con pasado reciente en la élite y otros tantos que aspiran a regresar. Todos ellos convertirán cada partido en una cita inolvidable para el ceutí medio. Lo que hasta hace poco era impensable —ver al Zaragoza, al Eibar o al Granada jugar en el Murube— va camino de hacerse realidad. El Ceuta, que hace apenas un lustro militaba en Tercera RFEF, jugará de igual a igual frente a equipos que han escrito páginas doradas del fútbol español. La ilusión es máxima; el reto, descomunal. Pero Ceuta ya no sueña con ser parte del fútbol profesional: ahora lo es (y está dispuesta a dejar huella en él).
La afición, expectante
Pocas veces una ciudad vive una transformación futbolística tan profunda en tan poco tiempo. Ceuta lo ha conseguido. Con el ascenso a Segunda División, el Alfonso Murube se convertirá este año en una de las plazas más especiales del campeonato. Y no solo por el debut del equipo caballa en el fútbol profesional, sino, fundamentalmente, por los ilustres visitantes que pisarán su césped.
Equipos como los arriba mencionados se preparan ya para aterrizar en una ciudad que ha hecho del fútbol un nuevo motor de orgullo colectivo. El estadio, que durante años albergó partidos de categorías casi invisibles para los grandes medios, acogerá ahora duelos ante entidades que suman títulos, décadas de historia en Primera y aficiones que los siguen allá donde vayan.
La hinchada caballa, fiel compañera de la Agrupación en su ascenso meteórico, está a punto de vivir una temporada de ensueño. Ver al Ceuta medirse al Real Valladolid o al Sporting de Gijón no será solo un acontecimiento deportivo: será un verdadero fenómeno social. Por primera vez, el Murube dejará de ser únicamente una fortaleza local para convertirse en un escenario nacional. Las cámaras de televisión, los focos mediáticos y la atención de miles de aficionados pondrán a Ceuta en el mapa cada fin de semana.
Para muchos ceutíes, los partidos que están por venir supondrán una oportunidad única: ver desde la grada a clubes que hace nada competían contra el Barça o el Real Madrid. Pero, más allá de lo deportivo, la llegada de estos rivales también traerá consigo un impulso económico evidente: más visitantes, más ambiente, más consumo local y un refuerzo claro de la marca Ceuta en todo el país.
Ya salió el barca y el madrid. Qué pereza