Fiesta del Ceuta posterior al ascenso a Segunda

Hace solo cinco años, hablar del Ceuta era hablar de una entidad anclada en la cuarta o hasta en la quinta categoría del fútbol español, sin apenas visibilidad más allá de su afición local. Hoy, tras tres ascensos consecutivos —a Segunda RFEF en 2021, a Primera RFEF en 2022 y a Segunda División en 2025—, la ciudad autónoma celebra un renacimiento histórico que la devuelve al mapa deportivo nacional.

Un club que ha vuelto a latir

El punto de inflexión llegó un 5 de junio de 2021. Fue entonces cuando la afición ceutí vibró tras un gol de Misfutt en el 89’ que privó al Xerez CD de ascender y envió al Ceuta a Segunda RFEF. El fantasma de categorías inferiores se esfumó; un nuevo guion comenzó a escribirse.

Solo un año después, en 2022, el equipo se hizo fuerte en la categoría y celebró su aterrizaje en la Primera Federación tras superar al Navalcarnero y al Unión Adarve. No era casualidad: el club había rearmado su dirección deportiva y puso al mando a Chus Trujillo, técnico con dilatada experiencia en los banquillos.

Ya en la Primera RFEF, el Ceuta demostró que no solo resistía, sino que tenía ambición. En Copa del Rey, echó al Ibiza y al Elche antes de caer ante el Barça en octavos. Mientras, acumuló una racha impresionante de imbatibilidad, hecho que, a la postre, le supuso una salvación más que histórica.

El 11 de mayo de 2025, en Fuenlabrada, se vivió un momento que había sonado casi imposible: el Ceuta regresaba al fútbol profesional tras 45 años alejado de este. La ciudad se volcó: miles salieron a la calle, inundando centro y periferia de alegría y orgullo.

Más allá del terreno de juego

El ascenso a LaLiga Hypermotion no solo ha dado pie a la reforma del estadio: ha activado una estructura profesional que empieza a generar beneficios tangibles para toda la ciudad. Según cifras recientes aportadas por el propio club, el patrocinio de la Ciudad Autónoma ha generado ya un retorno económico y mediático de 8,7 millones de euros en la temporada 2024-2025. El estudio, elaborado por Camaleonic Analytics, detalla más de 69 millones de impactos mediáticos, con presencia en 147 países y una asistencia acumulada superior a los 80.000 espectadores.

El salto a Segunda no solo amplía esa exposición: LaLiga estima que la participación del Ceuta en la categoría de plata del fútbol español generará un impacto económico de hasta 60 millones de euros para la ciudad. La cifra, anunciada por el presidente Luhay Hamido, refleja la proyección del club como motor de dinamización turística, comercial y de empleo, además del impulso en infraestructuras y en la imagen nacional de Ceuta. "No solo asciende un club; asciende Ceuta entera", escribió Hamido en redes sociales al día siguiente de reunirse con Javier Tebas y Juan Vivas en Madrid.

Un modelo de gestión en crecimiento

La Agrupación ha pasado en pocos años de luchar por fichajes semiprofesionales a construir una dirección deportiva con capacidad para gestionar cesiones, renovar talentos clave y negociar rescisiones estratégicas pensando en el límite salarial. La entrada en LaLiga exige control económico y estructura profesionalizada, y en ese camino está embarcado el Ceuta.

La sede, el estadio Alfonso Murube y la plantilla son los próximos frentes. A corto plazo, el objetivo es competir y mantenerse en la categoría; a medio, consolidar una marca que ya empieza a resultar atractiva para patrocinadores, medios y operadores audiovisuales.

La afición, pilar irremplazable

Nada de lo conseguido habría sido posible sin quienes llenan el Murube cada dos fines de semana. El equipo ha convertido su estadio en un fortín: mejor local de la categoría, con una hinchada creciente que responde en masa cuando hace se presta a necesidad; los partidos clave se han convertido en fiestas acompañadas por miles de almas amantes del color blanco.

La ciudad ha creído. Lo hizo durante la temporada 2023-2024, cuando Ceuta se estrenó en el playoff tras dos años de presencia en Primera RFEF. Lo repitió este último curso y lo celebró como si fuera la puerta hacia un futuro futbolístico soñado.

El futuro

Con el ascenso cubierto, el devenir del conjunto caballa se antoja apasionante a la par que complejo. El club debe ahora asegurar estructura: una sede a la altura, ingresos estables, presupuesto acorde a Segunda y una plantilla capaz de competir sin perder su identidad. No hay margen para pausas; ya no vale con ganar partidos en casa: lo crucial será retener talento, atraer inversión y mantener la ilusión en una categoría de máxima exigencia.

Ceuta ha dejado de ser un ejemplo de resistencia para convertirse en la luz del fútbol modesto. En apenas cinco años, ha pasado de militar en categorías inferiores a perimetrar el profesionalismo. Y lo ha hecho sin renunciar a su esencia: sentido de pertenencia, realismo y, sobre todo, unión con una afición que nunca dejó de creer. El mayor reto no es llegar a Segunda, sino no olvidarse de haber empezado en el Murube cada vez que se levante la mirada hacia el futuro.