Aquella jornada reunió a vecinos, aficionados y curiosos en torno a un deporte que, hasta entonces, no había tenido un espacio propio en la ciudad. Fue un estreno sencillo, sin grandes titulares, pero significativo. Desde ese día, el fútbol dejó de ser algo lejano y empezó a formar parte de la vida cotidiana en Ceuta.
Décadas después, ese primer partido sigue siendo un referente. No por su resultado, sino por lo que representó: la apertura de un lugar de encuentro, de competición y de comunidad.
El Docker, un campo que se convirtió en punto de reunión
El estadio se construyó en un momento en que Ceuta empezaba a organizarse en torno al deporte. “El Docker” no era solo un campo de fútbol. Era el primer espacio diseñado para acoger a una afición que ya empezaba a crecer.
El día de su inauguración, las gradas se llenaron para ver cómo el Ceuta Sport se enfrentaba al África Sport Club. El ambiente era festivo. Había más ganas de estrenar que de ganar, pero eso no le quitó importancia al evento. Fue el
inicio de algo nuevo.
Con los años, “El Docker” se consolidó como un lugar de referencia. Aquel estadio no tenía las comodidades de los actuales, pero sí algo que se valora más: una conexión real con quienes lo llenaban cada fin de semana.
Ceuta Sport: el primer equipo con ambición
Fundado a principios del siglo XX, el Ceuta Sport fue el club que encabezó la escena futbolística de la ciudad durante sus primeros años. Tras la inauguración del estadio, la temporada 1933-34 supuso su primer gran logro: el equipo fue
capaz de ganar el campeonato regional hispano-marroquí, algo que para la época era todo un hito.
Ese título les abrió la puerta al Campeonato de España, el antecesor de la actual Copa del Rey. Y allí se encontraron con un rival de peso: el Sevilla FC. El Ceuta Sport cayó eliminado en dieciseisavos de final, pero la experiencia de jugar a ese nivel dejó huella.
Aquel equipo marcó el camino. Puso en marcha una forma de entender el fútbol desde lo local, con esfuerzo y sin grandes medios, pero con la convicción de que se podía competir fuera de casa.
Cuando el fútbol empezó a formar parte de la ciudad
El primer partido sirvió como chispa. Lo que vino después fue un crecimiento natural. Se fundaron nuevos clubes, se organizaron campeonatos escolares y los entrenamientos se volvieron parte del paisaje.
El fútbol empezó a vivirse también fuera del estadio. En los patios de los colegios, en las calles, en las conversaciones de los bares. Se convirtió en una forma de estar juntos, de compartir algo en común, más allá del resultado de cada
jornada.
Con el paso del tiempo, también cambiaron las formas de seguir el juego. Hoy, además de asistir al campo, es habitual que muchos aficionados sigan sus equipos favoritos desde el móvil o incluso participen en apuestas deportivas, otra
forma en que la pasión por el fútbol se mantiene presente cada jornada.
Un legado que sigue presente
La historia del fútbol en Ceuta no se entiende sin ese primer paso. Es cierto que no fue un gran un hito mediático, pero sí que se llegó a convertir en el punto de partida de una cultura deportiva que sigue viva. Lo que empezó con una
inauguración modesta fue creciendo a través de los años, reforzando el vínculo entre la ciudad y su equipo.
“El Docker” ya no existe como tal, y el Ceuta Sport original dejó paso a otras entidades deportivas, pero la continuidad está garantizada. Hoy, los clubes actuales recogen el testigo de quienes empezaron todo.
Hay estadios más modernos y sistemas de competición más complejos, pero el espíritu de aquel partido sigue vigente: hacer del fútbol algo propio, cercano, y al servicio de quienes lo viven.
Ceuta y el fútbol, casi un siglo después
Hoy Ceuta sigue apostando por el fútbol. Desde las categorías inferiores hasta el equipo principal, la ciudad mantiene viva la conexión con su historia deportiva. Y aunque el contexto ha cambiado, la esencia sigue siendo reconocible.
Los nuevos estadios, las retransmisiones en directo y las redes sociales han transformado la forma de seguir el juego, pero la raíz sigue siendo la misma: un campo, dos equipos y una comunidad que lo hace suyo.
Casi cien años después, aquel primer partido sigue teniendo sentido. Porque en una ciudad como Ceuta, el fútbol no fue un espectáculo importado. Fue, y sigue siendo, una forma de estar juntos.
Bonito artículo, me encanta la historia del fútbol en general y la del fútbol en Ceuta en particular, aunque comprendo que a los chavales de hoy les queda demasiado lejos. Actualmente todos estamos con la AD.Ceuta.