No me gusta el césped artificial y, por ende, no me puede alegrar que Ceuta se haya quedado sin el único campo de césped natural con que contaba y que durante años fue la envidia de muchos de los equipos que visitaron el estadio Alfonso Murube. Hasta Pep Guardiola habló con admiración del cuidado tapete del estadio ceutí cuando lo pisó con el mejor Barça de la historia en la eliminatoria de la Copa del Rey frente a la A.D. Ceuta de hace dos años.

Pero eso, por desgracia, ya es historia. Igual que nuestra querida A.D. Ceuta. El presente nos sitúa en una situación de crisis económica que nos azota sin contemplaciones a todos los niveles y que está afectando, y de qué manera, también al deporte ceutí.

Por eso, en estos tiempos de tinieblas económicas, que han llevado a nuestros distintos equipos a adaptarse a unas condiciones de ajuste sin precedentes en los últimos años, tal vez debamos pensar que es un mal menor que nos hayan cambiado el envidiable césped del Murube por esa hierba sintética de ultimísima generación, homologada por la FIFA y con un aspecto magnífico, todo sea dicho.

Si realmente se ahorra en el mantenimiento del nuevo césped lo que dice la Ciudad y, encima,  el Murube puede ser utilizado por todos los equipos ceutíes, por lo menos los de categoría nacional, bienvenido sea el nuevo césped. Y bienvenidas sean las mejoras acometidas en un estadio que se reconstruyó sin pies ni cabeza en su día, queriendo imitar la vetusta instalación existente en el mismo lugar, en vez de apostar por una edificación moderna y funcional. Así nos luce ahora el pelo.

Espero que el lavado de cara del Murube no se quede ahí y que la Federación, que ahora controla la gestión de todos los campos de la ciudad, adecúe también el José Benoliel y, sobre todo, el José Martínez ‘Pirri’ a las necesidades mínimas de nuestros fútbol. Porque el espectador que vaya a ver partidos de fútbol base no tiene menos derecho a no mojarse que el acuda al Murube porque en el ‘54’ no haya una triste visera donde cobijarse de la lluvia. Ni menos derecho a utilizar unos servicios dignos o tomarse un refrigerio en un ambigú inexistente. Por no hablar del pésimo estado que presenta el deteriorado césped.

En fin, que la Federación, que ahora tiene el control, tiene también la responsabilidad de que las instalaciones estén en las mejores condiciones, no sólo el Murube, por mucho que sea Del Bosque quien venga a darle la bendición a su nuevo césped. Echaremos de menos el olor a hierba.

F. Ruiz